Luigi Russolo en 1913 con su orquesta mecánica
En la antigüedad solo había silencio. El ruido en realidad no había nacido antes del siglo XIX, con la llegada de la maquinaria.
Al principio la gente atribuía el sonido a orígenes divinos, después la música empezó a tener progreso con la necesidad y la búsqueda de la unión simultanea de diferentes sonidos, para terminar con la persistente y complicada disonancia de la música contemporánea.
El ruido-sonido. Esta revolución musical es paralela al incremento de la proliferación de las maquinas.
Según Russolo la música es algo restringida en la variedad y la cualidad de sus tonos. Por esto propone romper con la restricción en la música de los sonidos puros y conquistar la variedad infinita de los ruido-sonidos.
Russolo quiere regular armónicamente y rítmicamente los sonidos más variados.
Russolo piensa que el ruido acompaña toda manifestación en nuestras vidas, por eso cree que seleccionando y coordinando todos los ruidos se puede enriquecer al hombre.
El arte del ruido no puede ser limitado a una reproducción imitativa. El arte del ruido debe extraer su principal poder emotivo del placer acústico que el artista puede obtener cuando combina ruidos.
Conclusiones:
Russolo quería extender y enriquecer más y más el dominio de los sonidos musicales.
Los ritmos tradicionales encontraran en el dominio del ruido el poder de enriquecerse y renovarse. Cada ruido ofrece la unión de los ritmos mas diversos.
Cada ruido posee entre sus vibraciones irregulares un tono predominante.
En cuanto hayamos encontrado el principio mecánico que produce un sonido especifico, podremos graduar su tono de acuerdo a las leyes de acústica.
La nueva orquesta producirá las mas complejas y nuevas emociones, no imitando los ruidos de la vida, más bien por una fantástica asociación de estos sonidos variados.
La variedad de ruidos es infinita, con las interminables multiplicaciones de las maquinas.
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